jueves, 8 de enero de 2009

FELIZ AÑO NUEVO


Ya estamos en el comienzo de un nuevo año, con el llega la sensación de un inicio nuevo. Las ilusiones de realizar proyectos o de tan siquiera llegar a lograr aquellos que nos quedaron pendientes vuelven a estar presentes en cada uno de nosotros.
Estos días han sido fugaces para la gran mayoría, y me incluyo.
El ir y venir de la gente buscando el mejor regalo para los seres querido, la ilusión de hacer el mejor menú para celebrar la navidad y el más original para terminar el año.
La superstición de las doce uvas y porque no decirlo, el primer brindis con la alianza de oro dentro de la copa de champán o sidra nos ha llevado a todos a estar algo perdidos y con ello a salir de la rutina del día a día.
Más tarde cerramos las fiestas con broche de oro celebrando la llegada de los reyes magos. La ilusión de los niños al abrir los regalos que aguardaban con tanta ansias junto al árbol de navidad y después la reunión de la familia en la cocina junto a un café y el roscon de reyes.
Resumido así pareciera que apenas se hizo todo en unas horas un día cualquiera, pero lo cierto es que estos días guardan imágenes muy especiales en la mente de cada uno de nosotros.
Yo aun tengo presente la mirada pérdida de mi pequeño de tan solo 15 meses, extrañado ante la ilusión de sus primitos, los cuales tiene la percepción de los acontecimientos que ocurrían junto al árbol adornado por luces, bolas de colores y chocolates. Y pese a la falta de lógica por los motivos de tanta alegría de mi hijo, yo permanezco con una sonrisa de oreja a oreja ilusionada por ver la reacción de él.
Todo ello me lleva a recordar aquellos años en los que era una niña y nos conformábamos con lo que los reyes magos o papa Noel creía que era justo traernos.
Curiosamente siempre me he preguntado donde y como escondían tan bien los duendecitos de papa Noel los regalos e incluso los pajes de los reyes magos. Hoy a mis 30 años sigo sin saber, sin ser capaz de adivinar donde escondían los regalos. Que absurdo, ¿no?
Hoy soy yo el ayudante de tan ilustres personajes, soy la que preparo las navidades para mi pequeño, y hoy como ayer mis padres soy yo la que se encarga de organizar las navidades en mi casa para traer la ilusión y el espíritu navideños junto a mi esposo para hacérselo vivir a mi hijo. Hoy como ayer lo hicieron mis padres me doy cuenta de el esfuerzo, las inquietudes (sobre todo al mirar la cuenta bancaria) y me doy cuenta del esfuerzo que hicieron ellos y me pregunto si yo durante el resto de mi vida sabré hacerlo igual de bien que lo hacia ellos.
Aunque mi mayor inquietud no se refiere solo a estas fechas tan señaladas, sino al día a día. ¿Estoy siendo la mejor madre para mi hijo?
Eso si que es un verdadero regalo, un hijo, no me imagino nada mejor en mi vida.
¿Y vosotros?